El pasado 18 de noviembre tuvo lugar una manifestación de policías, guardias civiles, familiares y simpatizantes, que convocados por Jusapol reunió entre 50.000 y 60.000 personas en las calles de Madrid. No se conoce movilización igual. Jusapol nació hace pocos meses, creado por un grupo de compañeros de Palencia que crearon un grupo de WhatssAp y que se fue extendiendo como la pólvora. nacieron como una asociación nacional y no corporativa, no sindicato policial ni asociación de guardias civiles para participar en la determinación de las condiciones de trabajo sino como un elemento de unión de los miembros de ambos cuerpos en demanda de un solo objetivo: alcanzar la equiparación salarial con policías autonómicas y locales.Una demanda histórica, una reivindicación de los sindicatos policiales (de unos más que de otros), que irrumpe de golpe en el escenario policial y parece a fecha de hoy que está muy cerca de conseguir su objetivo.
En su origen Jusapol nació con un discurso contra los sindicatos por su ineficacia, sus liberaciones, embajadas, ascensos, "rojas", prebendas en general y su falta de combatividad. Baste decir que la última manifestación nacional anterior a esta en demanda de equiparación salarial data del 17 de noviembre de 2012 y fue convocada por el SUP siendo yo secretario general. Se invitó a sumarse con sus siglas y pancartas a todos los sindicatos y declinaron hacerlo salvo SIPE (Alfredo Perdiguero) sindicato no representativo que se sumó a la manifestación de entonces como ha hecho ahora con la de Jusapol, siendo, junto con ARP -organización nacida hace poco y que no es representativa-, las únicas organizaciones policiales que apoyaron las medidas de presión de Jusapol. No ha ocurrido así en la Guardia Civil, donde todas las asociaciones profesionales, representativas o no, han apoyado a Jusapol, suscrito acuerdos de colaboración e invitado a sus afiliados a que se sumen a las movilizaciones. Esta manifestación de 2012 era hasta ahora la más numerosa celebrada, con entre 12.000 - 15.000 asistentes, superando a las de 2009 y 2010 convocadas por todos los sindicatos policiales representativos y alguna asociación de guardias civiles, que rondaron los 8.000 - 10.000 asistentes.
El nacimiento de Jusapol lo comenté en algunos grupos de whatssAp compartido con compañeros de ambos cuerpos. Había unos favorables al movimiento y otros que no lo veían claro. Mantuve desde el principio que en la situación actual, aunque no creyeran que se pudiera conseguir nada, si fuese responsable del SUP plantearía a los órganos de decisión del sindicato apoyar a Jusapol. Y si eso significaba separarnos del resto de sindicatos representativos, igual hasta era más beneficioso. Consideré que dado el clima contra los sindicatos en general y en la Policía en particular, ganado a pulso por muchos dirigentes (asumo la culpa que me toque pero en mi caso no tengo embajada, ni "roja", ni ascenso, ni familiar colocado o ascendido, ni patrimonio pagado con cargo a dietas sindicales como otro/as, sino que mis "medallas" son decenas de querellas y expedientes, y de mi dieta adquirí, con otros, una vivienda hoy patrimonio del sindicato). Lo cierto es que era el momento de apoyar a Jusapol y de impedir que afiliados al sindicato mayoritario (vale igual para los demás) además de abonar una cuota sindical tuviesen que abonar dinero para pagarse desplazamientos en autobús a reivindicar una demanda como la de equiparación salarial, contenida en todas las propuestas de sindicatos desde hace décadas. Si el SUP en vez de estar en la miopía, en el odio africano, en la persecución de los que estaban antes y hacían las cosas distintas (el tiempo dirá si mejor o no), se hubiese sumado a Jusapol, hubiese abonado los 60 o 70 autobuses que viajaron hasta Madrid (en la manifestación de 2012 fueron más y había capacidad económica de sobra para hacerlo) hoy podría estar presumiendo de que contribuyó a la demanda de equiparación salarial con otras policías.
En cambio, la imagen que está transmitiendo ese histórico sindicato es penosa. Vídeos de guerreros de las galaxias hablando de su demanda en un formato infantil, reuniones con partidos políticos para regalarles pulseras de equiparación, más infantil aun, o acuerdos nacionales de rebaja en adquisición de pizzas, incalificable, con cuya difusión parecen pretender hundirse más y más rápido desbordados por los acontecimientos. Porque si pretenden con esas pamplinas neutralizar lo más importante que ha pasado en el movimiento sindical policial desde que el 28 de febrero de 1978 cinco policías en Sevilla, en la máquina y vivienda de la calle Madreselva de Guillermo Gómez Cunnigham (con el que tengo el honor de compartir un grupo de whatssapp donde también comentamos el asunto de Jusapol), entonces es que el problema es irresoluble y el gran sindicato está en manos de niños de corta edad.
Es cierto que los acontecimientos en Cataluña, el trato dispensado allí a los miembros de Policía y Guardia Civil ha sido fundamental para que la sociedad tomara conciencia y los medios de comunicación prestaran atención al agravio salarial existente, y también que existan partidos políticos nuevos, como Cs, que han condicionado su apoyo a los próximos presupuestos, que no salen sin su voto, a que se incluyan partidas tendentes a la equiparación salarial (también Podemos, pero su apoyo no sirve porque no votará a favor los PGE 2018). Los acontecimientos en Cataluña, la presión de Cs, la opinión pública, que sentía como propios los ataques a quienes defendiendo la legalidad del Estado-nación eran insultados, agredidos, despreciados por independentistas, mientras los Mossos no solo no ayudaban sino que muchos de ellos colaboraban con la presión; sumado ello al nacimiento de Jusapol hacen que hoy se esté escribiendo la historia de un avance reivindicativo pendiente desde hace décadas y que los sindicatos representativos se encuentren "al pairo de circunstancias exógenas", en frase que hizo célebre en una circular sindical mi antecesor en la secretaría general a mediados de la década de los 80, y que significa quedarse a la espera de lo que hagan otros, depender de lo que otros hacen sin influir en esos acontecimientos que te afectan. Eso está pasando ahora con la equiparación y los sindicatos representativos, por más que quieran vestir a la mona de seda y cuenten con el apoyo del Gobierno y el ministro de Interior para hacerse las fotos que quieran.
A mí me importa la indigencia reivindicativa del sindicato en el que milité 34 años y 20 de ellos como secretario general. Me dicen como excusa para no haber hecho movilizaciones en los últimos cinco años que la economía del sindicato está mal. Que todos los sindicatos han perdido miles de afiliados y que el desembolso para la tablet en 2015 que garantizara 7 vocales en el Consejo de Policía fue millonario en euros. Presentó su dimisión por ello el secretario de finanzas, Miguel Ángel Fernández. Nunca entendí que para un órgano que no es vinculante se desembolse millón o millón y medio de euros más de lo razonable para en vez de seis tener siete vocales, cuando es exactamente lo mismo ¿valen 13 liberados más durante cuatro años ese desembolso? Y sé de lo que hablo porque fui responsable de una inversión importante para adquirir las Tvs, que dieron resultado electoral pero costaron muchas bajas con posterioridad porque el empresario no cumplió el contrato, (cuando se ganó en los tribunales estaba en la cárcel, insolvente, acusado del asesinato de su esposa) y tras esas elecciones la Asamblea Nacional acordó reducir el coste del regalo progresivamente en futuras elecciones. Así se hizo en las de 2011, pasando a incrementarlo más incluso que en 2007 en las pasadas de 2015, dejando un sindicato ahora con el peso de las deudas y las miles de bajas al borde de la quiebra económica. Eso sí, las dietas y el gasto en liberados no parece reducirse. Y hay que recordar que había decenas de miles de compañeros en segunda actividad durante la primera década del siglo, en las elecciones de 2007, que debían desplazarse a veces a distancias lejanas (desde su residencia hasta la jefatura superior) para emitir el voto y eso impuso la práctica del regalo, que para impedir agravios se extendió al personal en Activo, pero esa situación no tiene nada que ver con la existente en 2015.
Creo que podemos estar ante el epitafio de una época. Creo que los sindicatos, el que protagonizó el movimiento sindical en la Policía durante 30 años no volverá a ser lo que fue. En su historia quedan hitos y avances importantes de la que sentirnos orgullosos quienes lo vivimos y sombras en la etapa reciente de los últimos cuatro años, como avalar la "ley Mordaza", apoyar el nombramiento y ascensos de mandos que fueron condenados por torturas e indultados, retirarse como acusación popular del caso del ático de Ignacio González, huyendo por los cerros de Úbeda, discrepar en la norma de Jornada Laboral o la ley de Personal y votar en contra pero sin pasar de las musas al teatro, de la crítica a la movilización, por falta de iniciativa, de carácter sindical o por la pésima gestión económica; el caso es que nunca normas de similar relevancia fueron aprobadas contra el criterio del SUP y, en caso de hacerse, sin contundentes y extensas movilizaciones.
Deseo toda la suerte a Jusapol y que persevere en su tarea de ocupar el espacio de reivindicación que dejó libre el SUP en los últimos cuatro años. Prueba de ello es que en su pasado congreso nacional de junio un delegado les dijo que no se estaban haciendo movilizaciones contra las normas aprobadas y por demandas históricas como la equiparación salarial, y fue respondido que los afiliados no quieren movilizaciones sino cursos de formación. Eso evidencia la ceguera con la que están dirigiendo hoy el sindicato sus liberados.
POSDATA. Desde hace meses, miembros de la dirección del SUP están diciendo a responsables de distintos comités que Jusapol era un asunto contra los sindicatos, que estaba yo detrás de su nacimiento, que solo era para debilitarlos y que nunca iba a hacer ni a conseguir nada, que acabaría desapareciendo pronto porque nadie secundaría sus movilizaciones. A quienes me llamaron o escribieron les expliqué que no era cierto, que no tenía nada que ver pero que el sindicato se equivocaba en tomarlos como un enemigo y en no calibrar bien la importancia que podía adquirir. Alguno hasta me dijo que si al final resultaba que tenía razón se guardaba el texto para leerlo en la próxima Asamblea Nacional. No sé si hoy siguen creyendo esa fantasía mentirosa, como otras venenosas que han contado en los últimos años, pero visto el resultado de Jusapol, que crean que solo yo sería capaz de organizar eso me hacen un gran honor.