sábado, octubre 17

MUERTE EN CARTAGENA

Anteayer recibí un documento con petición de firmas a favor de los seis policías (por desgracia, ya cinco, al fallecer uno de ellos) que están en prisión provisional desde hace un año en la investigación por la muerte de una persona en Cartagena. No firmé. 

Ayer, tras la muerte de uno de ellos en prisión, recibí un escrito con insultos contra un inspector que investigó el caso (al que citan con nombre y apellidos) y contra los policías de Asuntos Internos, la jueza, el forense que analizó el cadáver de la persona fallecida y los funcionarios de prisiones, además de un vídeo del sepelio. Como en más de una ocasión he sido yo el atacado por este pensamiento fascistoide, de Gestapo, que abunda mucho en los últimos años en la Policía y que califico como de fascismo ignorante, quiero romper una lanza en favor de los insultados y difamados en ese escrito anónimo, como todos los de esa calaña, y también sobre lo que veo en ese vídeo.

Hace un año se denunciaba la desaparición de una persona que al parecer tenía problemas mentales, de esquizofrenia, y también adicto a las drogas, toxicómano. En la investigación por su desaparición alguien dice que acudió la Policía de madrugada al barrio donde el luego fallecido estaba dando voces a altas horas de la madrugada porque se sentía amenazado, y que los policías se lo llevaron. Acudieron tres coches policiales a esa intervención. Interrogados los compañeros estos reconocen haber ido pero dicen que abandonaron el lugar sin llevarse al luego fallecido porque no había motivos para hacerlo.

Dos semanas después aparece el cadáver de este ciudadano en la zona conocida como Cala Cortina. Aunque parezca innecesario, recalco que la persona muerta disfruta de plenos derechos a pesar de su enfermedad mental y toxicomanía, porque algún policía fascista por ignorancia dice que no se puede comparar esa persona ("desecho" fue la palabra utilizada por este "compañero") con seis policías, evidenciando que él no debería serlo por su pensamiento nazi dado que la obligación de un policía digno de tal nombre es proteger a cualquier ciudadano en cualquier circunstancia.

En el transcurso de la investigación se instalan micrófonos en un coche policial que alguien descubre, se intervienen teléfonos y en las cámaras de un túnel de acceso a la playa de Cala Cortina aparece que los tres vehículos policiales han ido a la zona dos veces en un corto espacio de tiempo en la madrugada en que desapareció la persona encontrada muerta después.

La versión de los policías cambia con estas pruebas tras varios días manteniendo la primera y falsa de que al fallecido lo dejaron en su casa y no lo trasladaron. Reconocen haber mentido y dicen que sí lo llevaron a la zona de Cala Cortina para alejarlo de la zona de viviendas y que una vez allí se les escapó corriendo. No era un terrorista, era un enfermo mental que había pedido ayuda a la Policía y que consiguió escapar de los seis policías según esta versión huyendo de no se sabe qué. 

Aplicando la más elemental lógica, si cuando se les pregunta la primera vez dicen la verdad, su verdad, ahora tendrían menos problemas para su defensa, porque si el cadáver no había aparecido todavía y estábamos ante una desaparición como hay miles que se resuelven después, ¿qué sentido tiene concertar una mentira por una fuga a la carrera, algo sin importancia y que ocurre muchas veces? Y como ésta hay decenas de preguntas que cualquier persona se hace y alguien que es policía, que conoce la práctica operativa, debería hacerse también, además de otras fruto de la experiencia profesional. ¿Van tres coches a alejar a una persona enferma de su casa porque dice que lo están persiguiendo voces? ¿Y van dos veces? ¿Y los policías mienten negando que lo hayan hecho? ¿Y si a algún policía se le escapa huyendo alguien, denunciada su desaparición, niega este extremo y no dice lugar y hora donde lo vio la última vez para facilitar su localización? 

Luego viene el informe forense, la investigación de Policía Judicial de la zona, después la intervención de asuntos internos y la decisión de la jueza de dictar prisión provisional para los seis agentes. El informe forense dice que la persona murió por golpes en cabeza y cara y una flexión del cuello incompatible con la vida; los demás actores (asuntos internos, inspector jefe de policía judicial y la jueza) dicen que hay explicaciones de los policías que no encajan, que mintieron sin una razón que justifique porqué y que no facilitaron un dato que se conoció por las cámaras del túnel de acceso a la playa, negando durante días que ellos hubieran ido allí y que supieran nada del fallecido desde las tres de la madrugada en que dijeron haberlo dejado en su barrio, acreditándose después que lo trasladaron a la playa donde apareció su cadáver, lo que hace pensar que no querían que se buscara al fallecido como desaparecido. 

A la jueza hay que criticarla porque en un año no ha hecho diligencias, que se conozcan, para profundizar en la culpabilidad o inocencia de los policías encarcelados. Y eso se puede hacer por escrito y en la vía jurídica.

Asuntos Internos ha cometido suficientes errores y actuado sucio en muchas ocasiones como para que tenga ninguna credibilidad. Les he visto falsear informes en casos como el "Faisán" o en alguna querella contra mi, mintiendo sin escrúpulos para apoyar la versión falsa del mando que se querellaba. Pero no siempre actúan los mismos y tampoco siempre lo hacen todo mal, así que hay que analizar cada caso antes de descalificarlos.

Y se puede criticar al jefe de judicial si se cree que lo ha hecho mal, pero citarlo con nombres y apellidos en un papel anónimo es lo que empieza a parecerse a la GESTAPO nazi en una práctica de declarar enemigo público a alguien que cumple con su deber y que no coincide con lo que ese grupo fascista ignorante de corporativismo casposo, rancio y rayando la ilegalidad considera que debe hacer.

La muerte de uno de los seis policías en prisión por una pancreatitis ha echado más leña al fuego; y es cierto también que debería investigarse si los funcionarios de la prisión donde se encontraba enfermo actuaron con la diligencia exigible, porque a ellos les es de aplicación el principio de proteger la vida y la integridad física de las personas bajo su custodia, exactamente el mismo principio que los seis policías debían cumplir y no hicieron bien en el caso del fallecido en Cala Cortina, incluso en el caso de que se hubiera escapado, porque no tiene sentido que lo llevaran allí y que mintieran después no facilitando su búsqueda. Hay que revisar si el compañero muerto ha estado todo ese tiempo que lleva en prisión bajo el régimen FIES (Fichero de Internos de Especial Seguimiento), el régimen más duro que existe, en el que están terroristas, la gente más peligrosa encarcelada y en el que se incluye a todos los policías que ingresan en prisión simplemente por ser policías, para saber si eso ha impedido que tuviera una asistencia médica a tiempo que hubiese salvado su vida. Hay que hacer esa investigación con el mismo rigor con el que se hace la del ciudadano muerto y por lo que están hoy cinco policías en prisión, y si hay que encarcelar al director general de prisiones y a los funcionarios responsables si ha habido negligencia que han llevado a una muerte, hágase. 

Quizás entonces sean otros funcionarios los que recojan firmas para defender "al suyo" de la aplicación de la ley y la justicia y estarían actuando con el mismo desprecio a los intereses generales de la ciudadanía que juraron o prometieron defender.

Por último, el vídeo. Se ve un funeral con muchos uniformes de Policía Nacional y Local, el féretro lo llevan policías locales y hay muchos aplausos, y eso, estando de uniforme, es una charanga, el ejercito de Pancho Villa. De uniforme no se aplaude. Firme o en posición de saludo. Y el uniforme no es propiedad de nadie, de ningún policía, nadie puede utilizarlo salvo para servir a la ciudadanía en el marco de los servicios legalmente encomendados. Y lo digo yo, que he tenido varios expedientes por estar en actos reivindicativos sindicales y ruedas de prensa de uniforme en demanda de mejores condiciones de trabajo y garantías jurídicas para los policías. Pero sabía que era una forma de protesta y presión al Gobierno y que acarrearía consecuencias. ¿A quién se pretendía presionar en ese funeral vistiendo el uniforme?

El texto difundido y el vídeo  del funeral son una muestra más de lo que está pasando en la Policía, de ese fascismo ignorante que algunos denunciamos y con el que parece convivir bien este ministro, que lleva a usar el uniforme a capricho, a insultar a compañeros que han investigado un posible homicidio porque los autores pueden ser policías, o a descalificar y difamar a policías porque expresen que no son creyentes. Alguien debería tomar medidas para encauzar esta situación que se está desbordando. Las tesis de un grupo de policías poco o nada demócratas, fanáticos ignorantes radicales se está imponiendo en el colectivo.

Deseo que la jueza practique diligencias y sea más activa, que si los indicios no son suficientemente sólidos los compañeros salgan de la cárcel y se reincorporen al trabajo, pero que si existen pruebas contra ellos permanezcan en prisión, pues si son culpables de lo que se les acusa, para mi son terroristas de uniforme, no compañeros. Si se demuestra que se llevaron a esa persona y que murió fruto de sus golpes merecen 40 años de cárcel. Si no se demuestra, la indemnización que corresponda por el error judicial y policial cometido. 

Un policía que apoya a otro que incumple la ley, abusa de su cargo, prepara pruebas falsas o comete cualquier otra grave irregularidad es un mal policía. Esos que esperan su "primavera" desde el ignorante fascismo no pueden imponer sus practicas de corporativismo por encima de la ley y los derechos de la ciudadanía. Los policías tienen que cumplir la ley y respetar los derechos humanos de la ciudadanía, quien no lo hace es indigno de vestir el uniforme, y quien lo apoya, encubre o secunda, también.

Este es un país democrático cuyos ciudadanos disfrutan de derechos civiles y donde pasan cosas como que los amigos de seis policías investigados por homicidio insulten a la jueza, el forense, el jefe policial que en funciones de policía judicial investigó el caso, a varios policías de asuntos internos, a funcionarios de prisiones y a todo el que "se ponga a tiro", simplemente porque sus actuaciones profesionales no coinciden con lo que ellos creen o quieren hacer creer, en un caso de presunto homicidio. Y esas denuncias tienen eco en el colectivo, contaminado del veneno del corporativismo más rancio y peligroso que pueda haber, porque si muchos policías creen que la profesión les impone encubrir a su compañero haga lo que haga y no que deben cumplir la ley protegiendo a la ciudadanía y respetando sus derechos, en este país de corruptos, parados y pobreza tenemos otro problema grave. Certifico que existe ese problema.

Un país donde los policías han visitado en sus casas a ciudadanos para pedirles que retiraran de su balcón una bandera republicana, que no es ilegal (es innecesario decir esto para personas mínimamente formadas pero algún policía me ha discutido sobre este extremo), que es una forma cívica de expresar una idea política tan respetable como la de quien se envuelve en la bandera de la nación, un derecho protegido por las leyes que la Policía debe cumplir y proteger y contra los que ha actuado cumpliendo una orden ilegal, y no ha pasado nada, debe revisar los cimientos sobre los que se asienta su democracia.