lunes, mayo 14


15M, Constitución y Policía

 Ayer y anteayer se han producido hechos históricos importantes y una gran decepción para algunos, entre los que me cuento, con las movilizaciones del 15M. Mi razonamiento.

 15M

Dos días después, lo que quiere el 15M ya no existe en los medios de comunicación, sepultado por las trifulcas entre unos pocos “indignados” y los policías que cumplieron (y bien) las órdenes recibidas.

Acabar con determinados privilegios de la clase política; garantizar una mínima protección social a todos los ciudadanos y en especial a quienes no tienen trabajo; el derecho a la vivienda; fiscalidad progresiva (que pague más quien más tiene); control de las entidades bancarias o la dación en pago que impida desahucios, entre otras, son algunas de las demandas del 15M que comparto, porque creo que mejoran la calidad de vida de todos y profundizan los procedimientos democráticos, lo que puede llevarnos a combatir mejor las prácticas corruptas heredadas de muchos años de costumbre que las han convertido en algo socialmente aceptado.

Este fin de semana he constatado lo que me temía: el 15M no sale de su espiral de debate, propuestas y ocupación de plazas públicas, y así pueden seguir en el año 2025 sin tener decidido un plan de acción, una organización, una hoja de ruta para intentar conseguir todos esos objetivos que dice perseguir; y aquí es donde, estando de acuerdo con casi todo lo que piden, discrepo en cómo pretenden conseguirlo. Mantener una reunión de 100 o 200 personas en Sol, desafiando la ley y provocando enfrentamientos con la Policía provoca desviar la atención sobre el origen del problema y no me parece que sea la mejor forma de conseguir ningún objetivo. Me parece un grave error que esperaba que no cometieran. ¿No eran bastantes 6 horas de flexibilidad?

El 15M, si quiere servir para algo más que para celebrar asambleas y debates estériles, si quiere algo más que mirarse el ombligo en su análisis que le mantiene en la parálisis debe elaborar una hoja de ruta, una estrategia para conseguir los objetivos que persigue que debe pasar, primero, por saber cómo quiere que se produzca el cambio social y político que demandan:

a)      Cambio del sistema desde dentro, desde el cambio de las leyes, como ya se hizo al pasar de la dictadura a la democracia, o

b)     Asaltando el Congreso y las instituciones con violencia y estableciendo un nuevo régimen por la fuerza, con o sin mayoría social.

¿Tienen esto claro? A mí me parece que no. En cualquier caso opino que están actuando más como si pretendieran la opción b), condenada al fracaso, que la opción a).

Porque si se trata de cambiar el sistema corrupto imperante y la democracia de tercera regional por una de primera división como algunos queremos y apoyamos, entre otras cosas, deberían empezar por decidir un decálogo, o 15,  o 20 puntos esenciales y plantearlo a todos los partidos políticos, para lo cual deberán elegir una comisión o ejecutiva porque los políticos no van a ir a sus asambleas, entre otras cosas porque en cada asamblea y en cada ciudad se decide una cosa distinta. Y una vez decididos los puntos y planteados, exigir un compromiso de los partidos por escrito y si hace falta ante notario, de las leyes y plazos que van a cambiar en cumplimiento de ese compromiso que cambiará el sistema, a cambio de que el 15M pida el voto para ese partido o que se mantenga neutral si son más de uno los que se comprometen.

Si ningún partido político acepta llevar a cabo las transformaciones legales pertinentes, puede recurrir a partidos sin representación (como el Partido Pirata, que ya existe en España), que tiene representación en países nórdicos (nació en Suecia) y que está obteniendo muy buenos resultados en las últimas elecciones en Alemania.

Y una tercera y última opción, en el supuesto de que quieran pasar de la parálisis por el análisis a la acción política eficaz y la consecución de objetivos es construir un partido político que concurra a las elecciones, y con la fuerza que obtenga, que plantee los cambios que muchos españoles decentes de izquierdas, centro y derechas venimos demandamos.

Transmutar toda esa fuerza tras un año de actividad en 200 concentrados en Sol a las 4 de la mañana y en un rifirrafe con la Policía es no haberse enterado de nada, estar protestando contra el árbol sin alcanzar a ver el bosque.

La voluntad popular no la tienen 200 o 2.000 personas en una plaza sino millones de votos en las urnas, por lo que arrogarse la representación del pueblo sin haberse sometido a su voluntad es un acto de despotismo ilustrado impropio de quienes dicen hablar en su nombre. Menos reflexión y teoría y más acción práctica. Al pueblo solo lo representa quien elige el pueblo, que ya somos mayorcitos, pensamos y votamos, y a quien elige el pueblo imparte, con toda legitimidad, las órdenes a la Policía, que las cumple en el marco de la ley.

Constitución

Hemos tenido que llegar a esta crisis, a estar prácticamente en la ruina (creo que técnicamente España lo está con la prima de riesgo hoy rondando los 500 puntos básicos) para que algunos miren a la Constitución y pregunten por qué no se cumple.

Desde el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 la Constitución, o no se ha desarrollado, o se ha desarrollado restrictivamente, o incluso, se han hecho leyes que claramente vulneran el espíritu y el texto constitucional.

Por no hacer excesivamente largo este escrito me remitiré a la Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana (1/1992) conocida como Ley Corcuera, que ha posibilitado, en lenta pero inexorable degeneración, que España sea el país con menos derechos civiles de los ciudadanos llegando a realizarse 10 millones de identificaciones en un año. La Ley fue recurrida al Constitucional y el Tribunal Supremo estableció que cuando se produzca la sospecha de que alguien ha cometido o puede cometer un delito la Policía puede identificarlo, lo que ha degenerado en la exigencia por los mandos (responsable directo es la Junta de Gobierno del primer Gobierno socialista de Zapatero) a los policías de realizar entre 15 y 25 identificaciones diarias a cualquier ciudadano.  

Un compañero en Madrid, sin duda fiel cumplidor de dichas instrucciones llegó a realizar 600 identificaciones en un mes, y cuando lo lógico era que fuese analizado para ver si tenía el “síndrome de Vietnam” por el que los soldados norteamericanos creían seguir en guerra años después de estar en su país, que en este caso es ver a los ciudadanos no como personas cuyos derechos debe proteger sino como potenciales delincuentes, el sistema policial imperante reconoció su ardua tarea con una felicitación. Hemos llegado a levantar acta y proponer para 300 euros de multa a un señor mayor que iba en una moto con un matojo de espárragos y entre ellos llevaba una pequeña navaja con los que los había cortado, a una persona la identificamos cinco veces en un día en el parque del Retiro (español aunque de raza negra); y los libros de registros de identificados en las comisarías no han sido revisados en estos 20 años por nadie. De haberse hecho tal vez se hubiese podido corregir esta deriva. Controles de identificación masivos, indiscriminados e ilegales, contra los derechos civiles de los ciudadanos, poniendo en riesgo la protección jurídica de los policías que son forzados a hacerlo para que el DAO o el director general, o el ministro, puedan presumir de “palotes”, que no son otra cosa, en el 99% de los casos, que ciudadanos cuyos derechos se han vulnerado. Y no hablaremos de la facilidad con la que se organizan controles de vehículos por todas las policías en este país (más que en cualquier país en guerra) como si los conductores no fueran ciudadanos detentadores de derechos. Sin la mínima garantía legal, ni razonamiento, ni escrito de responsabilidad de quien da la orden de someter a los ciudadanos a ese escrutinio…todo impropio de un país de ciudadanos con derechos como dice la Constitución. La costumbre que ha consolidado prácticas corruptas como si fueran normales en otros ámbitos aquí también ha actuado en el mismo sentido.

Todo esto dicho durante años, con remisión de escritos a la fiscalía general del Estado, a grupos parlamentarios y al defensor del Pueblo por cuatro sindicatos policiales, sin que haya respondido ninguna institución o grupo político. Esa misma ley es la que se utiliza torticeramente en conflictos sociales, huelgas generales etc. y están suponiendo multas a jóvenes en un país donde el 50% de ellos está en el paro y el otro 50% con una multa pierde 15 días de salario. Y esto en una presión sostenida de identificaciones masivas en parques, plazas, centros de ocio, puertas de locales etc. está creando un caldo de cultivo contra la Policía de la que los policías no son responsables, pero están en “primera línea de fuego” recibiendo los ataques que provocan las políticas erróneas de dirigentes del PP ahora y del PSOE antes. El paroxismo de esta norma se produjo hace dos años, con el PSOE, que llegó a enviar a policías a identificar a inmigrantes que iban a comedores sociales. Por si no fuera bastante, complementó la referida ley con una circular de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras (la 1/2010) que disponía la detención de ciudadanos extranjeros en supuestos por los que la ley no contempla la detención.

Ahora, tras años de aplicación de las normas que se han hecho costumbre es muy difícil, por no decir imposible, que se deje de aplicar. La única solución es que se cambien esas leyes y eso nos lleva al apartado a) de la página 1 o a la parálisis por el análisis, la frustración y rabia, pero sin conseguir cambiar nada de lo que está pasando cada día.

La Policía

La Policía es una de las instituciones mejor valoradas de España. Así viene siendo desde hace años en todas las encuestas. Es evidente que los ciudadanos valoran más la seguridad que garantizamos que si se hace con más o menos respeto a sus derechos civiles, pero estas valoraciones fluctúan, van por ciclos, y en el que estamos ahora de gran depresión económica, mantener la generalización de las identificaciones y las sanciones por llevar droga para consumo propio, extender la sanción del portador a todos los ocupantes del coche, o estar en un acto en una plaza sin autorización expresa (que no tiene porque ser ilegal) es añadir presión al descontento social. No se resuelven estas situaciones de esa manera.

El modelo de policía que defendemos desde el SUP es de un Cuerpo de personas bien formadas profesionalmente, en una corporación despolitizada, al servicio del Estado y dirigida por el Gobierno que en cada momento elijan los ciudadanos, pero con suficiente formación para discernir las órdenes ilegales, para saber que la ley está por encima del Cuerpo y del Gobierno y cuyos miembros se nieguen a atender requerimientos políticos de ninguna autoridad profesional o política que vulnere el estatuto Profesional.

Hay otras personas (y policías) que parecen querer policías ideologizados, con poco respeto a los derechos de los ciudadanos, que no tengan ningún escrúpulo en cumplir órdenes ilegales y que vulneren los derechos de aquellos a los que juraron o prometieron proteger. Este no es el modelo del SUP.

Quienes defienden el modelo de policía del SUP entienden perfectamente que un policía es un ciudadano que tiene padres, hijos, hermanos, amigos…a los que afecta la situación actual, que los ciudadanos, manifestantes del 15M o estudiantes no son enemigos (toma nota, JSP de Valencia y demás mandos que lo secundan y piensan y actúan como él), y que las ideas del 15M no son incompatibles con esta profesión porque en definitiva somos trabajadores de la seguridad pública. Quienes consideren que la Constitución es papel mojado y que hay que imponer el orden aunque sea ilegal e injusto actúan de distinta manera y militan en otras organizaciones. Son dos concepciones sobre la sociedad y la Policía que existen y se manifiestan y que nosotros conocemos bien por ser blanco de las iras, insultos y descalificaciones de los unos y receptores del apoyo y ánimo de los otros.

En el SUP somos receptores, por defender los principios de la Constitución, de los ataques de ciudadanos de uno y otro extremo, los radicales extremistas por la izquierda o la derecha (lo que llamamos neonazis o neopolpot), los unos porque nos quieren de comunión y correaje y que “machaquemos” a los “perroflautas”, categoría en la que ellos encuadran a todo el 15M y a quienes tenemos las mismas ideas (incluido yo), y otros justo por lo contrario, porque creen que la calle es de ellos cuando ellos deciden y con desprecio a los derechos de los demás, y si interviene la Policía para restablecer la libertad es una actuación ilegal. Que las críticas vengan de esos extremos nos ratifica en que estamos en el corazón de la Constitución y defendiendo el modelo de policía adecuado para que se cumpla.

Pero si hemos criticado al 15M y a la Constitución también seremos autocríticos con nuestro trabajo. La actuación de las noches del sábado y el domingo con el desalojo en distintas ciudades ha sido excelente y si tuviéramos que dar nota del 0 al 10 sería al menos de un 8. Y sería solo un notable porque sabemos y podemos hacerlo mejor, debemos hacerlo de 10, de sobresaliente, porque es lo que esperan los ciudadanos de nosotros.  Algunos errores cometidos debemos corregirlos. Por ejemplo, de las fotografías publicadas de los desalojos de la Puerta del Sol de Madrid se observa a un compañero solo con una joven a la que detiene (la unidad básica de actuación deben ser 2); se ve arrastrar a una persona que se resiste (no se puede arrastrar porque puede ocasionar lesiones por rozaduras, hay que levantarlas); se observa a 7 compañeros con una persona (sobran algunos); se observa una detención de una joven inmovilizada a la que se tarda demasiado tiempo en llevar al coche policial; o hay una persona detenida en el suelo, con las manos en la espalda, cuya imagen es obtenida por diversos fotógrafos y que está expuesta demasiado tiempo, debiendo haber sido conducida antes al vehículo de apoyo. Se observa también una zancadilla impropia a un joven que corre entre nosotros, y cuando estaba escribiendo esto, me remiten un vídeo en el que se observa un golpe de un compañero a un joven al que lleva detenido esposado a la espalda. Un comportamiento abusivo que nunca compartirá ningún buen profesional de los que nosotros queremos representar. Así no se trata a nadie. Eso se aprende en las academias y si es preciso deberían establecerse procesos de formación intensiva sobre Código Deontológico de conducta para que esas cosas no se produzcan.

Analizados los errores, las órdenes recibidas, la flexibilidad aplicada y la actuación en su conjunto merecen una valoración positiva, y los errores hay que corregirlos porque sabemos, podemos y queremos hacerlo mejor.

Nuestra tarea en estos actos es muy complicada porque hay decenas de fotógrafos y porque con las nuevas tecnologías es fácil captar una imagen de un instante que pretenda demostrar que somos y actuamos sin respeto a la ley y los derechos de las personas. No negaremos que podemos cometer errores, como todos los profesionales, y que actuar frente a personas es una tarea difícil porque cada reacción es distinta. Por eso debemos extremar la profesionalidad, la contención y el respeto incluso hacia aquellos que nos insultan o provocan, porque una reacción excesiva o inapropiada les da munición para manipular y “disparar” en las redes sociales y medios de comunicación. Es más, hay quienes están en esos actos no porque defiendan las ideas del 15M sino porque quieren provocar esos incidentes.

Anoche, tras difundirse la detención de una mujer por un compañero de la UIP las redes sociales, al menos Twitter, se inundó de miserables mensajes emitidos por manipuladores que chapotean en la mentira como los terroristas en la sangre de sus víctimas, acusando al compañero de acoso sexual. Lo dijimos allí y lo decimos aquí: están reservados todos esos tuits por si la Dirección General de la Policía quiere instar de la abogacía del Estado la exigencia de responsabilidades a gentuza tan infame. Que vuelvan a inundar nuestro correo electrónico o mi twitter de insultos y amenazas de unos y otros es un precio que pagamos gustosos por defender a quienes lo merecen y por no ceder ante la manipulación interesada de quienes nos han declarado objetivo de sus vilezas.

Si el 15M tuviera para todo la misma determinación que para apoyar a quienes hacen daño al movimiento y para denunciar a policías posiblemente ya estaríamos en una mejor situación.

Madrid, 14 de mayo de 2012

José Manuel Sánchez Fornet