CORRUPCIÓN
La Infanta Cristina, hija
del Rey de España y jefe del Estado, y su marido, imputados.
El Rey heredó hace 20
años una cuenta en Suiza de su padre, con unos 2 millones de euros que nadie
sabe si era legal o no, si se regularizó, etc. Varios días después la Casa Real
sigue “obteniendo datos”.
Corinna, ciudadana
alemana con una empresa de gestión, no ha explicado sus “delicados” trabajos
para España, ni cuánto ha cobrado, ni de quién. Nadie del Gobierno, actual o
anterior, ha explicado en qué asuntos participó o quien le pagó, y lo que han
dicho respecto a que no tenía escoltas, tanto ministros como el director del
CNI son flagrantes mentiras que todos los miembros del CNI y miles de policías
y guardias civiles, y periodistas, y empresarios…conocemos.
La moral de este país es
la de la mentira y la simulación, el “qué hay de lo mío” es la bandera que ha
sustituido a la decencia, la honradez, el trabajo por el interés común.
Que siendo presidente de
la Junta de Andalucía se dieran millones de euros de subvención a la empresa de
la que era apoderada su hija y Chaves diga que nada tiene que ver una cosa con
la otra es lo normal.
Que se den subvenciones a
la empresa de la hija de Viera cuando era Consejero y diga que no se había
enterado de en qué empresa trabajaba su hija es también normal. No se les cae
la cara de vergüenza y tratan a los ciudadanos como si tuviésemos el coeficiente
mental de una ameba y memoria de pez.
Que esté imputado Matas,
o que Camps no sepa quién le pagaba los trajes, o Aznar las clases de golf, o
que el hermano del secretario general del PCE o la hija de un eurodiputado sean
nombrados cargos de libre designación en la Junta de Andalucía tras el pacto de
Gobierno de IU y PSOE es normal en este país.
La clase política privilegiada
de este país ha estado viviendo desde la llegada de la democracia en la
impunidad más absoluta. Lo mismo cobraban 5.000 euros en dieta por dos horas de
reunión, que daban clases de golf por 12.000 euros, que se es presidente de la
Generalitat y cinco hijos se hacen multimillonarios sin que hayan heredado ni
nadie sepa cómo ha ocurrido.
Lo mismo cesan a dos
comisarios los responsables políticos de Interior por una investigación sobre
una vivienda valorada en un millón de euros, que el número dos de otro partido
y ex ministro resulta que tienen bienes muy superiores a los que su sueldo
declarado le permitirá conseguir.
Este país necesita una
catarsis, un “reseteo”, demoler las estructuras ordenadamente y empezar de nuevo.
Una nueva transición pero no de la dictadura as la democracia sino de la
corrupción institucional y generalizada a la decencia, la moral y los buenos
principios.
Y habría que empezar por
una transparencia total desde la Casa Real hasta los ciudadanos, pasando por
todas las instituciones, partidos políticos, sindicatos, autonomías,
ayuntamientos, empresas, diputaciones, fundaciones, ONGs, federaciones
deportivas hasta conocer la declaración de la renta de todos los millones que
habitamos el Estado. Hay países democráticos donde ya se hace. Y acabar con las
escoltas, los coches oficiales, las tarjetas, prebendas, enchufismo y demás
miserias, y adoptar una medida radical como la de invertir la carga de la
prueba. Y establecer un sistema de inspección que afectara a todos los
ciudadanos. Empezando por el más rico, Amancio Ortega, siguiendo por los Botín,
Borbón, Pujol y así hasta el último ciudadano. Y quien no pueda explicar cómo
consiguió su fortuna, incautación de la misma y a las arcas del Estado.
Y por supuesto, en los
sindicatos policiales inspección de sus cuentas y de las de sus liberados y
retirada de las subvenciones oficiales. Hasta donde conocemos, de 4 sindicatos
representativos tres no pasarían la inspección por distintas razones,
irregularidades y deficiencias.
Y nada más. Ha sido una
reflexión tras conocer la imputación de la Infanta.
Madrid, 3 de abril de 2013
José Manuel Sánchez Fornet
Policía. Secretario general del SUP.