viernes, julio 3

LOS BRUNO

Existe cierta confusión en la ciudadanía, medios de comunicación y hasta en miembros de las distintas fuerzas de seguridad sobre el uso del arma de fuego y el uso de la fuerza física, que hay que saber en qué momento procede o no ejercerla.

Respecto al arma de fuego las normas son claras: cuando esté en riesgo la vida o integridad física del agente que la porta o de otra persona, usada con el principio de proporcionalidad y congruencia entre la agresión o situación que se pretende resolver y el daño que se puede ocasionar con el uso del arma.

No se puede disparar a nadie que está huyendo aunque en esto yo sí hago excepciones, que me aplicaría, y se trataría por ejemplo de hacer uso del arma si quien huye es un terrorista que acaba de cometer un atentado y puede cometer más; en ese caso es mi criterio (que seguramente me llevaría a la cárcel) que por preservar el bien de la comunidad se puede y debe hacer uso del arma de fuego. En ningún caso si quien huye es un vulgar delincuente se puede hacer uso del arma de fuego porque es convertirte tú en delincuente más peligroso que aquél al que disparas.

También dispone el reglamento de uso del arma que se puede exhibir en los casos expuestos de agresión grave, si continúa la misma disparar al aire, si persiste a un órgano no vital y así hasta poder provocar la muerte de un agresor que sin esos disparos podría acabar con tu vida o la de otra persona, aplicando el mismo criterio antes señalado de congruencia y proporcionalidad, porque si te están golpeando con una rama de olivo el riesgo de muerte no existe y el uso del arma no está justificada. Quédense conque si un policía o cualquier ciudadano está siendo golpeado con objetos contundentes en la cabeza y/o zonas vitales del Cuerpo que le pueden ocasionar la muerte o heridas y lesiones graves el reglamento de armas faculta al policía a hacer uso de la misma. 

Lo que no se puede ni debe hacer, y se hace, es que haya policías que se excedan en el uso de la fuerza en desahucios, manifestaciones, identificaciones... propinando golpes a personas pacíficas o tratándolas despóticamente porque eso es abuso de autoridad. Quizás alguna vez un gobierno democrático preocupado por la calidad del servicio público que presta la Policía tire de archivos y vea que hay policías con un porcentaje de intervenciones por resistencia que parecen tener una especial atracción para que todos los metepatas del barrio topen con ellos. ¿No será que tratan con despotismo a la gente y provocan ellos la reacción? Identificar y sacar de la calle a estos malos profesionales sería un buen servicio a la comunidad porque la policía tiene la obligación de usar solo la fuerza precisa, con la máxima precisión, en cualquier intervención. 

Esto no significa que haya que confundir, como se ha hecho, que habiéndose producido 23 cargas en más de 11.000 manifestaciones se acuse de impedir el derecho de manifestación. Eso es falso. Pero tampoco es aceptable que se proceda a identificar a personas pacíficas que están en una manifestación para sancionarles económicamente. Y menos aceptable es lo ocurrido en Madrid cuando durante más de 30 minutos miembros de las UIPs soportaron una lluvia de piedras y botellas sin defenderse hasta que cayó herido el policía numero 23, y que mientras desalojaban a los heridos algunos energúmenos les reclamaran el número de identificación, que en esas fechas estaba en la fase de implantación. Un grave error del mando que permitió esos heridos porque había una comisión de miembros de otros países aquí dado que en Europa creen que España es una democracia de muy baja calidad, (lo que ha venido a ratificar con la "Ley Mordaza"), y que motivó el famoso "leña y punto" que emití por twitter, expresando que ante una agresión con esa violencia no se puede decir a los policías que esperen a que los lapiden porque hay una comisión política de otros países sobre el terreno.

No hay que hacer mal uso de la fuerza pero hay que saber aplicarla en el momento oportuno y con la intensidad precisa, y cuando hay un grupo de encapuchados violentos (que mezcla a personas de extrema izquierda y de extrema derecha) la Policía no puede permanecer impasible y esperar a que haya 23 de sus miembros heridos.

Y con esta entrada previa llego al motivo de este escrito, la actuación en Sevilla en la madrugada del 1 al 2 de julio, en el hospital Virgen del Rocío, donde un grupo numeroso de personas (las informaciones hablan de unos 100) accedió al lugar en decenas de vehículos que colapsaron el acceso a urgencias. 

Las noticias hablan de miembros del Clan de los Bruno los que, una vez en el hospital, se negaron a retirar sus vehículos que obstaculizaban el paso de ambulancias hasta urgencias, por lo que el personal sanitario reclamó la presencia de la Policía Local. Tras personarse en el lugar y comprobar que los "señores" que habían aparcado mal sus coches consideraban tener derecho a obstaculizar la entrada de ambulancias y poner en riesgo al azar la vida de quien requiriendo servicios médicos urgentes no pudiese acceder a ellos, además los amenazaban avisaron a la Policía Nacional.

La llegada de los "nacionales" no resolvió el conflicto porque los "señores" consideraron que tienen derecho a imponer su voluntad y capricho aunque ello suponga riesgo para la vida de otros ciudadanos, y hubo que conminarlos mediante el uso legitimo de la fuerza, que fue respondida por los energúmenos y como consecuencia resultando varios policías de ambos Cuerpos heridos leves; los tres "elementos" más violentos fueron justamente detenidos y enviados a prisión provisional por el juez tras escuchar sus sólidos argumentos, del tipo de "la calle es mía y hago en ella lo que me da la gana aunque se muera alguien por ello, que no es mi problema", más o menos.

En mi opinión este es uno de esos casos que se pueden poner de ejemplo en las academias de policías para actuar con rapidez, firmeza, contundencia y la fuerza necesaria hasta que los vehículos que entorpecían el acceso de las ambulancias y sus dueños que se oponían a moverlos fueran detenidos o retirados de la calzada. Porque el derecho a proteger en este caso sin duda alguna es el del enfermo que va a ser asistido y del que puede depender vivir o morir llegar un minuto antes o uno después. Y ese derecho es prioritario sobre los de los que han acudido allí porque tienen un familiar enfermo y aunque esté en riesgo de morir, porque ese enfermo está siendo atendido y sus familiares no pueden dificultar la atención de otros con su comportamiento para acabar enfrentándose a los policías que han ido a garantizar los derechos de los enfermos.

Ahí hay que actuar con toda la firmeza y contundencia necesaria, con el número de efectivos precisos y detener a los que se resistan a la actuación policial. Y si nunca vale en el ejercicio de la aplicación de la ley discriminación o privilegio hacia nadie, en este caso tampoco. Quien alegue que en su etnia este comportamiento es normal los está expulsando de la sociedad en la que deben convivir con los mismos derechos, que hay que respetarles con exigencia, y con los mismos deberes, que con la misma firmeza hay que exigirles.

Que a los individuos que estaban allí queriendo manifestar su preocupación por un familiar les importara nada la vida de personas que no podían llegar al hospital en ambulancia porque ellos aparcan donde quieren los califica sin necesidad de adjetivos. Que sean de etnia gitana es poco o nada importante porque los adjetivos que merecen no es por lo que son sino por lo que hacen, y merecerían el mismo reproche si quienes lo hacen son de la banda de cornetas de la Cofradía de la Macarena.

Porque para ser justos hay que aplicar el mismo trato a todas las personas en todas las situaciones, y no vale decir como excusa que es que los gitanos "tienen otra forma de sentir el dolor" para justificar que por eso les da igual si alguien se muere sin poder llegar a urgencias porque tienen sus coches mal aparcados. Es una cuestión de igualdad y de integración y las normas de todos deben cumplirlas todos, sin excepciones.

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