Según el portavoz de justicia del PSOE, quienes estamos a favor de la prisión permanente revisable somos gente fácil de convencer, lerda, que nos dejamos utilizar por el PP o formamos parte de ese universo que ellos llaman con desprecio "la derechona". Ellos, la mayoría de políticos del PSOE, llevan 40 años comportándose como la derechona. Hay periodistas y otros políticos que nos descalifican con ese desprecio a nuestra capacidad de raciocinio y con otros epítetos despectivos porque no coincidimos con sus ideas y creencias en cualquier materia. Ellos deciden lo que es justo o no, democrático o no, progresista o no, de izquierda o de derecha. Se han atribuido esa capacidad sobre todos los demás. Somos gente fácil de manipular porque no coincidimos con lo que ellos opinan. A todos estos "listos" les diré lo siguiente.
A los 13 años decidí, mis padres me dejaron la decisión, salir de la escuela y empezar a trabajar de aprendiz y recadero en una farmacia. 1.500 ptas./mes que hacían falta a mi familia donde somos 5 hermanos, mi madre ama de casa, mi padre en paro, mi tia trabajando en un almacén de aceitunas, mi abuelo con una mínima paga que le arregló un terrateniente para el que trabajó 11 años, y mi abuela en cama los últimos años de su vida. Era el año 1972.
En 1975-76, con 16-17 años, flirteé con el FLA (Frente de Liberación Andaluz), donde me condujo un amigo de Carmona que venía a Dos Hermanas a rondar a una moza. Con él fui en motocicleta a quemar una cosecha cerca de El Coronil, en una finca que nos dijeron era de Claudio Boada, que había cerrado la SACA (Sociedad anónima de Construcciones Agrícolas) y despedido a mi padre años antes. La cosecha ardió y nosotros casi también. Nunca más. Es ese tiempo me hice "rojo", tuve conciencia de la lucha de clases, dediqué horas a charlar con un vecino, dirigente clandestino de CCOO, y hasta lanzaba sus octavillas por el pueblo cuando salía con la bici o motocicleta a hacer reparto de medicamentos. Lo decidía yo.
Después, puesto que para cualquier trabajo fijo (entonces los trabajos eran fijos para toda la vida) era necesario tener la mili cumplida, ingresé voluntario en el servicio militar, arma de Caballería, donde ascendí a cabo y cabo 1º y fui instructor de conductores de carros de combate. Yo lo decidí.
Acabada la mili obtuve, estudiando de noche, el certificado de estudios primarios, del que carecía, para poder solicitar ingreso en la Policía Nacional. Lo decidí yo tras una experiencia poco agradable con el frío verdeando aceituna en los Merinales, y el 8 de enero de 1980, que cumplía 21 años, ingresé en la Academia Especial de Policía Nacional de Badajoz. Me ayudó que rebajaron la estatura a 1,68 de 1,70 (mido 1,69) y que no fueran muy exigentes en las pruebas ni conocimientos porque ETA mataba mucho. Decidí que iba a procurar obtener un buen número en la oposición porque mi familia (madre, tía, novia... no querían ni pensar que fuera destinado al País Vasco. Fui a examen final entre los 25 primeros y obtuve el número 8, que daba derecho a ir a Madrid.
En mi primer servicio en Madrid en la puerta del Sol, subí a custodiar a un detenido a la judicial de Madrid y al llegar vi que estaba siendo salvajemente torturado; le dije al inspector que se acercó a la puerta (la música a alto volumen le impidió oírme) que yo no me hacía cargo de un detenido al que estaban torturando. Escribí, me amenazaron con la expulsión a la mañana siguiente (el teniente Gil) y mientras algunos pasaban horas jugando a las cartas con el teniente o el sargento yo pasaba cuatro horas (los turnos eran de dos) de puerta en Sol o esquinas de las calles Carretas o Correos de día o de noche, o me negaban permiso cuando iba a nacer mi hija. Yo decidí que las cosas fueran así. A esa edad me case con mi novia desde los 14 años y actual mujer (quizás sea la única decisión que no tome por iniciativa propia pero no parece que fuera mala decisión).
En Sol el horario era 24 horas de servicio y 24 libres. En la tarde del día libre decidí estudiar en Moratalaz para obtener el graduado escolar, necesario para ascender, que era mi intención entonces. Allí estaba, estudiando, cuando se produjo el intento de golpe de Estado del 23-F. En noviembre de ese año estaba en un curso preliminar para ascender a cabo; un problema de salud de mi hija nacida un mes después del intento de golpe me llevó a renunciar al curso. El teniente me dijo que renunciar era igual a 8 días de sanción de prevención y nota desfavorable para el futuro. El teniente decía que la Policía y un ascenso eran más importante que la familia, eran servir a la Patria, y eso debía ser prioritario, y yo le expliqué que mi prioridad era otra, que dejaba el curso y que mientras mi hija necesitara mi presencia nadie iba a impedirme salir del chalet que era acuartelamiento de la Cia de servicio del distrito de Chamartín donde llevaba pocos meses. Anotó los ocho días de sanción que no cumplí (8 días sin poder salir del cuartel) pero causé baja en el curso porque lo decidí yo.
En Sol el horario era 24 horas de servicio y 24 libres. En la tarde del día libre decidí estudiar en Moratalaz para obtener el graduado escolar, necesario para ascender, que era mi intención entonces. Allí estaba, estudiando, cuando se produjo el intento de golpe de Estado del 23-F. En noviembre de ese año estaba en un curso preliminar para ascender a cabo; un problema de salud de mi hija nacida un mes después del intento de golpe me llevó a renunciar al curso. El teniente me dijo que renunciar era igual a 8 días de sanción de prevención y nota desfavorable para el futuro. El teniente decía que la Policía y un ascenso eran más importante que la familia, eran servir a la Patria, y eso debía ser prioritario, y yo le expliqué que mi prioridad era otra, que dejaba el curso y que mientras mi hija necesitara mi presencia nadie iba a impedirme salir del chalet que era acuartelamiento de la Cia de servicio del distrito de Chamartín donde llevaba pocos meses. Anotó los ocho días de sanción que no cumplí (8 días sin poder salir del cuartel) pero causé baja en el curso porque lo decidí yo.
Poco después de lo antes narrado y con 23 años decidí afiliarme a un sindicato clandestino que existía en la Policía. Era octubre de 1982 y las noticias hablaban de policías expedientados y suspendidos al ser sorprendidos con propaganda sindical. Pocos meses después me eligieron adjunto al vocal de finanzas de la gestora clandestina de Madrid (Ramón Escudero) a propuesta de Benjamín Arias (ya jubilado y activista de Jusapol en Madrid) y en la inspección de guardia de la comisaría del distrito de Chamartín se instaló la oficina de cobro de cuotas de los socios clandestinos. En 1983 me afilié al PSOE. Era ilegal (empezó a ser legal en 1986 con la ley orgánica 2/86) pero un grupo de policías comprometidos con el cambio consideramos que así quedaba en evidencia nuestro compromiso. Después vino la legalización del sindicato, el PSOE no hizo nada de lo que dijo que iba a hacer en Interior, y en 1990, cuando Corcuera encarcelaba a guardias civiles demócratas del SUGC me fuí del PSOE remitiendo carta al ministro y a Ramón Rubial. En esa fecha ya era secretario de organización nacional desde el año anterior y había sido secretario general de Madrid y vocal del Consejo de Policía desde 1987. Tenía dos expedientes abiertos desde que era secretario de organización (decían Corcuera y sus acólitos que era comunista y presionaban al secretario general para que me cesara) y me abrieron tres expedientes más. El asesor de asuntos sindicales del ministro Corcuera, Jesús Armendariz, me dijo que por acumulación de expedientes me iban a expulsar de la Policía.
En 1987, con 28 años, tras ser elegido secretario general de Madrid me enteré que se había aprobado defender la pena de muerte en una ponencia del congreso y dimití una hora después de ser elegido. La ponencia se cambió. Decidí que mientras tuviese un cargo de representación no debía tratar de ascender. Lo decidí yo, no me arrepiento, y he visto a algún "zoquete" de aquel tiempo llegar a inspector jefe y a otros que lo intentan. Han lamido culos que yo he pateado sindicalmente hablando.
Tras diversas vicisitudes internas que expondré en un libro que quiero escribir en el futuro, en diciembre de 1992 fui elegido secretario general del mayor sindicato policial cuando tenía 33 años.
He estado más de 20 años en esa tarea, he acumulado en ella y después como portavoz del OCC 63 querellas y 12 expedientes disciplinarios, he gestionado en ambos casos asuntos delicados (indultos para decenas de compañeros con condenas injustas, acuerdos con mejoras económicas y cambios de grupo de clasificación con repercusión para segunda actividad y jubilación, la dotación de placa a todas las escalas (se oponían a la placa para la básica), y he trasladado informaciones sensibles de terrorismo islamista recibidas de anonymus, con datos de servidores y miles de cuentas, de organización mafiosa de rusos con las más altas conexiones, o de redes internacionales de pederastia , entre otras, sin pedir ni medalla, ni ascenso, ni embajada. Todo esto y más lo he decidido yo.
En 2005 volví a afiliarme al PSOE. Conocí a Zapatero en 1995 negociando la ley de segunda actividad. Me invitó a café a Moncloa varias veces hasta que Rubalcaba se sintió puenteado y le convenció que no me invitara (después cuando Rubalcaba creyó conveniente y quiso que lo acompañara a tomar café a Moncloa me negué), pero en una de esas visitas, coincidiendo con uno de los escraches de la extrema derecha y el PP contra él, donde no respetaban ni el himno nacional ni el homenaje a los caídos ni nada, supe que su mujer lo pasaba mal y decidí esa tarde hacer dos cosas: enviar un ramo de flores a su señora y volver a afiliarme al PSOE. Todas las cosas importantes en mi vida las he decidido yo.
Apoyé en el debate reciente del PSOE a Pedro Sánchez contra Susana y siempre he sido muy crítico con las posturas del PSOE en Cataluña, en política penitenciaria (aceptando las condenas para los robagallinas y no elevándolas en casos como los que dice la prisión permanente revisable), y en su política de seguridad pública, con millones de identificaciones ilegales y masivas a ciudadanos en la vía pública. La crisis en Cataluña y su posición de impedir intervenir TV3 o garantizar el uso del español como lengua vehicular en Cataluña, más sus devaneos con los naZionalistas en Baleares y Comunidad Valenciana con ataques también a la lengua común, y su pretensión de derogar la prisión permanente revisable (que no solo no debe ser derogada sino ampliada a violadores en serie, por hacer desaparecer el cadáver de la víctima, entre otras), ha supuesto mi última y definitiva baja del PSOE.
Mucho he aprendido de esta actividad desarrollada de sindicalismo, negociación, política, políticos y de la condición humana; muchas veces me habré equivocado pero seguro que siempre ha sido decidido por mi. He votado en mi vida a tres partidos: PSOE, IU y Podemos, y mientras no cambien radicalmente sus planteamientos sobre el Estado-nación, la igualdad de derechos de toda la ciudadanía para tomar decisiones que afecten a todos y a la convivencia, y la protección que merecen las mujeres con medidas como la prisión permanente revisable, no volverán a tener mi voto. Esto también lo he decidido yo sin que nadie de ningún partido haya venido a convencerme. Esos políticos corruptos que aplican el despotismo ilustrado no tienen cabida en esta sociedad.
Los argumentos de defensa de los derechos humanos, libertades y democracia que alegan los que se oponen a la prisión permanente revisable no se sostienen. Resulta que ahora la legislación penal europea es toda contraria a los derechos humanos excepto la de Portugal y Croacia. Porque en todos los países existe esa figura para delitos especialmente graves.
Y respecto a su constitucionalidad o no, habrá que esperar lo que diga el Tribunal Constitucional pero recursos de condenados en otros países ya han sido dirimidos por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos considerando estas condenas apropiadas a la doctrina de la Declaración Universal, porque no impiden la reinserción del preso que acredite ser merecedor de ella.
La prisión permanente revisable según está es blandiblú. A los ocho años se tienen permisos. No afecta a los asesinos que hagan desaparecer un cadáver ni a los violadores en serie, como esos varios con decenas de violaciones que salieron en libertad tras la sentencia del TEDH que derogaba la doctrina Parot, la mayoría de los cuales ha vuelto a ingresar ya acusado de otras varias agresiones (uno con 66 violaciones y 10 abusos estaba en libertad) y en pocos años volverán a estar en libertad sin que les sea aplicable la prisión permanente revisable, que hay que modificar para contemplar estos supuestos y que en su próxima detención, tras otras varias violaciones, queden ya en prisión hasta que sean tan mayores que no puedan violar más.
Y esto, sr. juez en excedencia diputado del PSOE por Cadiz no me lo ha dicho nadie, sino que es puro sentido común y sentido de la justicia, defensa de las mujeres y protección de las víctimas futuras y sus familiares. Eso es lo que me mueve a mí, bobo de la derechona como Su Señoría nos considera, desde el pedestal de diputado del congreso y miembro de la élite del país como juez y por sus cargos políticos, que ha ocupado ya numerosos, se atreve a insultar. Los bobos de la derechona son los socialistas que aceptan como rebaño a políticos como este, de la casta corrupta parasitaria.
Los argumentos de defensa de los derechos humanos, libertades y democracia que alegan los que se oponen a la prisión permanente revisable no se sostienen. Resulta que ahora la legislación penal europea es toda contraria a los derechos humanos excepto la de Portugal y Croacia. Porque en todos los países existe esa figura para delitos especialmente graves.
Y respecto a su constitucionalidad o no, habrá que esperar lo que diga el Tribunal Constitucional pero recursos de condenados en otros países ya han sido dirimidos por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos considerando estas condenas apropiadas a la doctrina de la Declaración Universal, porque no impiden la reinserción del preso que acredite ser merecedor de ella.
La prisión permanente revisable según está es blandiblú. A los ocho años se tienen permisos. No afecta a los asesinos que hagan desaparecer un cadáver ni a los violadores en serie, como esos varios con decenas de violaciones que salieron en libertad tras la sentencia del TEDH que derogaba la doctrina Parot, la mayoría de los cuales ha vuelto a ingresar ya acusado de otras varias agresiones (uno con 66 violaciones y 10 abusos estaba en libertad) y en pocos años volverán a estar en libertad sin que les sea aplicable la prisión permanente revisable, que hay que modificar para contemplar estos supuestos y que en su próxima detención, tras otras varias violaciones, queden ya en prisión hasta que sean tan mayores que no puedan violar más.
Y esto, sr. juez en excedencia diputado del PSOE por Cadiz no me lo ha dicho nadie, sino que es puro sentido común y sentido de la justicia, defensa de las mujeres y protección de las víctimas futuras y sus familiares. Eso es lo que me mueve a mí, bobo de la derechona como Su Señoría nos considera, desde el pedestal de diputado del congreso y miembro de la élite del país como juez y por sus cargos políticos, que ha ocupado ya numerosos, se atreve a insultar. Los bobos de la derechona son los socialistas que aceptan como rebaño a políticos como este, de la casta corrupta parasitaria.