sábado, febrero 6

FUSILEN A ERREJÓN

Ayer, al hilo de una noticia sobre la presunta posibilidad de que Iñigo Errejón fuese nombrado ministro de Interior en un hipotético gobierno PSOE-Podemos, y ante insultos y descalificaciones como asesino, terrorista, traidor y otros de ese cariz emitidos presuntamente por miembros de la Policía Nacional (todos ellos dicen ser policías pero actúan desde cuentas anónimas, lo que dice poco de su catadura moral), emití el tuit adjunto. 

A partir de ese momento los insultos, como ya preveía porque no es la primera vez que ocurre (ni será la última), se volvieron hacia mí, porque hay verdaderos talibanes del pensamiento único, crecidos en el osado fascismo ignorante, que pretenden imponer sus ideas amedrentando a los demás. Léase con atención el tuit emitido que recoge un pensamiento democrático sobre una persona de una opción política que ha recibido más de cinco millones de votos.

El argumento utilizado para descalificar a Errejón iba desde la publicación en su cuenta de twitter del acrónimo ACAB ("todos los policías son unos bastardos" en sus siglas en inglés), hasta el supuesto apoyo de Podemos a ETA, más todo lo demás que habitualmente leemos en medios de comunicación. No importa si es cierto o no, ni si lo dijo antes de tener responsabilidad política, ni ninguna otra circunstancia, simplemente Podemos ha sido señalado como el "enemigo" del sistema (corrupto), y se le adjudica el papel por una parte de la sociedad y de miembros de las fuerzas de seguridad (conservadores, del PP) de "enemigo de España",  y a partir de ahí se pasa a demoler cualquier opinión que no coincida con ese planteamiento "políticamente correcto" elaborado por las cloacas del sistema corrupto y abrazado como si de un dogma de fe se tratara.

Entienden los talibanes del pensamiento desde su invencible ignorancia que decir que Errejón sería mejor ministro que Barrionuevo, Corcuera o Mayor Oreja es una herejía en cualquier persona y te convierte en terrorista, traidor, miserable, vende patrias, lameculos en busca de un puesto... si eres policía. Porque hay gente que cree que la profesión debe condicionar tu pensamiento y usan el uniforme a modo de burka mental. 

Que Barrionuevo fuera condenado como responsable político del GAL, organización mafiosa asesina  y por llevarse dinero de todos de los fondos reservados no importa;
Que Corcuera gastara miles de euros de fondos reservados destinados al terrorismo y la protección de la seguridad pública en agasajar con joyas a las esposas de algunos mandos, y que dimitiera por pretender conceder a la Policía capacidades que vulneraban la Constitución y con ello los derechos de la ciudadanía en su ley 1/92 (empeorada por la "Ley Mordaza" del PP en algunos aspectos), tras rechazar sus pretensiones el Tribunal Constitucional, no es relevante;
Que Mayor Oreja haya llevado a cabo la utilización más miserable del terrorismo en su carrera política, excarcelando a terroristas mientras ETA asesinaba (uno de los cuales, Unai Bilbao, dos años después de salir anticipadamente de prisión asesinó al concejal Juan Priede, del PSOE), para acusar poco después, ya fuera del Gobierno, al PSOE de ser amigo de los terroristas; que haya llevado a cabo actos políticos como el de acudir a Sevilla al 2º aniversario del crimen de la familia Jiménez-Becerril y plantear que había que seguir dialogando con ETA (por cierto, la después eurodiputada Teresa Jiménez-Becerril, hermana del asesinado, nada dijo de eso, ni lo llamó "amigo de terroristas" ni nada parecido como hizo años después con otro Gobierno acompasado con Mayor Oreja), nada de eso tiene ninguna importancia porque son "de los nuestros".

Todos estos hechos objetivos (y otros que podríamos enumerar de los tres ministros) palidecen a ojos de los ignorante talibanes de pensamiento único, que consideran más grave que un político haya escrito ACAB en su twitter antes de dedicarse a la política (si es cierto fue un error y hizo bien en retirarlo), y con su memoria selectiva no recuerdan nada que pueda entorpecer sus creencias, como por ejemplo, que durante años, después del 11M, diversos políticos del PP descalificaron a todos los policías generalizando y acusándonos de complicidad en el mayor atentado sufrido en España, lanzando sombras de sospechas por supuestos fallos intencionados de los TEDAX, de los que participaron en la cadena de custodia de la mochila encontrada (Seguridad Ciudadana), de los que no detectaron que se iba a cometer el atentado (Información), de los que no los detuvieron cuando traficaron con drogas (Judicial), de los que no encontraron los restos del explosivo (Científica) que justificaría su teoría de la conspiración, y de los que no los expulsaron de España (Extranjería), a pesar de que "el Chino" (inmolado en Leganés y uno de los autores materiales de los atentados) había sido detenido dos veces, la segunda expulsado y devuelto por Marruecos a España al no reconocerlo como ciudadano suyo, poco más de un año antes del atentado. 

Lo que hay detrás de las ideas de esa parte de la sociedad y de los miembros de seguridad que se parapetan en una presunta defensa de España o de la Policía no es patriotismo, ni profesionalidad, ni respeto a las leyes, nada de eso, es la peor política, partidismo, ideología sectaria. Detrás de esa memoria selectiva subyace el franquismo sociológico que lleva a aceptar cualquier cosa que se diga si lo dicen "los nuestros", y a atacar todo lo que diga aquellos que por ser de otra ideología son señalados como el enemigo. Es el fascismo por ignorancia que pudre las fuerzas de seguridad y que pretende, desde la ignorancia talibán de estos energúmenos, cobardes en las redes sociales donde nunca dan la cara, imponer el silencio y el miedo a cualquiera que cometa el grave delito de ser policía, de izquierdas y expresarlo públicamente. Se pretende imponer por la fuerza del insulto y la descalificación contra quien discrepe, que tener ideas nazis, fascistas, de falta de respeto a los derechos humanos sea la normalidad, y tener ideas de izquierda, respetar las ideas y/o bandera republicana y defender los derechos humanos, sea de mal profesional y objeto de todo tipo de insultos, comentarios vejatorios y amenazas. Todo buen profesional, con independencia de sus ideas de izquierda o derecha, debería tener como clave de bóveda de actuación policial respetar los derechos humanos de las personas conforme a los principios básicos de actuación de la ley de Policía, de la Constitución y de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Todo comportamiento ajeno a esto es de mal profesional indigno de una sociedad democrática.

 Pensar, como pienso yo, que hay que respetar los derechos civiles de la gente, que no se debe obligar a los policías a hacer "palotes" con identificaciones masivas e ilegales, que no se debe encerrar en la cárcel los miembros de la Guardia Civil en virtud del Código Penal militar, que deben ser un cuerpo civil y que los policías y guardias civiles deben poder estar afiliados a sindicatos de clase como ocurre con todas las policías civiles de los estados de la UE, que defender esto sea considerado por muchos policías de un país presuntamente democrático un atentado a la esencia de su trabajo, que consiste justamente en lo contrario de lo que hacen es la mejor prueba de la necesidad de cambiar muchas cosas en España, en el Ministerio de Interior y en todas las políticas referidas a derechos civiles y actuación policial. 

Creer que un Gobierno PSOE-Podemos, con Errejon u otra persona en Interior puede ser el cambio de rumbo que se precisa para acabar con la dinámica que comenzó en 1992 de identificaciones arbitrarias e ilegales y la vulneración de los derechos civiles de la ciudadanía, según el criterio de los talibanes te convierte en enemigo de la Patria, de su Patria, en la que no tenemos cabida los que pensamos distinto.

En los países de nuestro entorno ningún policía de ningún rango puede identificar, ni mandar hacerlo a otro de rango inferior, a una persona por capricho o estadística, ni se pueden organizar controles -o "filtros", como los llaman ahora- porque es una clamorosa vulneración de los derechos civiles. Los malos profesionales en la policía quieren mantener el vigente sistema corrupto porque les concede amplia autonomía para abusar de su cargo; los buenos profesionales quieren una policía bien formada, que respete escrupulosamente los derechos de la gente para ser una policía civil y al servicio del pueblo, por más que el fanatismo ignorante talibán
pretenda mantenerlos callados.