sábado, febrero 25

URDANGARIN

Hace ya muchos meses, más de un año, escribiendo sobre corrupción en España en el carné x puntos hicimos alguna alusión a la Casa Real, y uno o dos meses después, al hilo de otro comentario sobre la falta de regulación que facilitaba las prácticas corruptas, nos referimos a Urdangarín sin tener ni idea de lo que iba a pasar dos años después. Un mando policial "amigo" de la Casa Real (lo del entrecomillado es porque, como todo el mundo sabe, lo reyes no tienen amigos) comentó con otro mando con el que tengo relación, que teníamos que medir lo que se escribía sobre la Corona y su familia. No recibimos ni amenazas, ni presiones, ni nada por el estilo, porque quien me lo transmitió lo hizo alabando la valentía del SUP y diciendo que pocas personas en España escribirían esas cosas de la Casa Real o de sus miembros. Después nos hemos referido en más de una ocasión al rey de España, al de Marruecos, a Rubalcaba como "hombre del rey" y todo ello ejerciendo la libertad de expresión que consagra la Constitución. En el contexto de la situación de corrupción generalizada existente en España, y en una de las últimas ocasiones, incluso dijimos que el rey es de las pocas personas que podía encabezar la revolución social que se precisa en este país para acabar con la lacra de la corrupción. La situación económica que atravesamos y la incapacidad de los poderes públicos, la justicia y la Policía de combatir la corrupción son una bomba de relojería. Si a eso añadimos la estrategia policial de presión indiscriminada de realizar identificaciones masivas, que se dirigen principalmente a dos colectivos: jóvenes e inmigrantes (que dan un resultado del que hablaremos en próximos días en el carné x puntos de marzo), creando una sensanción de opresión y rabia contra las fuerzas de seguridad, en este país estamos jugando a la ruleta rusa. Imaginen un pais con más de cinco millones de parados, el 45% jóvenes,  a los que la Policía identifica sistemáticamente (hasta llegar, la suma de identificaciones de todos los Cuerpos, estatales, autonómicas y locales a 10 millones de identificados), y que oponer resistencia en el sentido de negarse a la identificación, o ser cacheado y portar un poco de hatchis es sancionado con entre 100 y 400 euros cuando, en el mejor de los casos, aquellos que trabajen ganan 700-80€/mes y la mayoría están en el paro, mientras se conocen a diario  casos de corrupción en ayuntamientos, comunidades, cajas bancarias etc. A esos jóvenes háblenles del espíritu de la Constitución y esperen sentados a que la explosión social se produzca.

Poruqe Urdangarín no es más que el síntoma de la enfermedad social que padecemos. Urdangarín ha actuado con absoluta impunidad en la creencia de que era intocable, de que estaba por encima de la ley, y seguramente eso es lo que él ha creido tras vivir en un ambiente en elque le hacen genuflexiones empresas públicas y privadas, o cierran al tráfico varias calles de Madrid si él y su señora deciden salir a cenar. Siguen cerrándose hoy calles al tráfico de los ciudadanos para cualquier miembro de la Casa Real, o se establecen restricciones muy perjudiciales para los ciudadanos si algún político del Gobierno, comunidad o visitante rextranjero decide salir a cenar con su pareja, esposa, querida/o.

He comentado ya el ejemplo en el caré x puntos, pero lo repetiré. Hace tres o cuatro años, estando junto con el portavoz del SUP en la puerta del Ministerio del Interior, en Castellana cinco, unos minutos antes de las nueve de la mañana esperando a compañeros de otros sindicatos para pasar al Ministerio, vimos cómo compañeros de la Guardia Civil cortaban al tráfico el lateral de bajada de la castellana, manteniendo parados a todos los vehículos durante unos minutos porque venía por carril derecho de la calzada central un vehículo oficial. Dicho vehículo se incorporó veloz desde el paseo central al lateral para inmediatamente entrar en el Ministerio de Administraciones Públicas, separado por una calle del de Interior. Preguntamos a los compañeros de verde porqué habían cortado el tráfico y nos dijeron que eran órdenes, y que quien acababa de pasar era subsecretario del Ministerio de Administraciones Públicas, y así era todas las mañanas desde tiempo inmemorial. Un país donde las fuerzas de seguridad asumen como normal, y los ciudadanos también, y los políticos más, que se impida la circulación por una calle de Madrid durante unos minutos para que un energúmeno llegue en su coche oficial conla hora "pegada al culo" y no se tenga que parar en un semáforo es un pais enfermo, de súbditos, no de ciudadanos. Esa es la verdadera enfermedad que incubamos desde la dictadura. Y seguimos igual. Los políticos demóratas actuan igual que los que no lo eran, y creen que, por estar legitimados por los votos ya pueden veranear en el Azor o irse de cacería a la finca del Estado de Quintos de Mora, sin enterarse de que la diferencia entre democracia y autocracia es, además de votar cada cuatro años, un conjunto de reglas éticas de comportamiento que no pueden vulnerarse porque ello supone el abandomo inmediato del cargo de representación que se ocupa.

Urdangarín es la fiebre pero la enfemedad es mucho más profunda, y ni la Casa Real, ni este Gobierno, ni las fuerzas sociales y políticas parecen dispuestas a llevar a cabo la revolución ética que precisa esta sociedad. Cada uno a lo suyo, a ganar elecciones, colocarse y colocar a los amigos, conseguir poder, y hacer como que se gestiona una crisis económica brutal, que está poniendo al descubierto que bajo la misma hay una crisis de valores y principios que hará que, en el supuesto de resolver la crisis política y social, tengamos asegurada la repetición de la enfermedad. A ver si decidimos curarnos y acabamos con los políticos curanderos.