Fernando Simón es hijo del director del manicomio de Zaragoza del mismo nombre. Se licenció en Medicina, pero no es doctor. Tampoco acabó el MIR.
Con Médicos
Mundi, cobrando, fue a trabajar a Burundi. Su mujer es Cristina María
Romay-Barja de Quiroga, sobrina de José Manuel Romay Becaria, histórico dirigente
de AP y el PP, ministro de Sanidad con Franco y con el PP entre 1996 y 2000.
Siendo ministra de Salud Ana Pastor, Fernando Simón fue encargado de crear la
Unidad de Alertas y Emergencias Sanitarias. En 2012, mientras se creaba esto,
Romay Becaría era nombrado presidente del Consejo de Estado. Con Rajoy en el
Gobierno Simón fue ascendido a director del Centro de Emergencias Sanitarias, y
su mujer, contratada por el Instituto Carlos III, siendo ministra de sanidad
Ana Mato. Con la crisis del Ébola y el sacrificio del perro Excalibur la
izquierda llevó a cabo numerosos actos de protesta y 24 manifestaciones. Existe
videoteca sobre las exigencias de Pedro Sánchez a Rajoy por esa pandemia sin
control que no trajo ni un solo muerto a España. Nada que ver con la brillante
gestión de su gobierno y Simón con el coronavirus, con 50.000 muertos.
Justifica el
Gobierno que a Fernando Simón lo nombró un gobierno del PP y que su
especialidad es epidemiólogo. No existe un libro, un estudio, una
investigación, un simple informe o trabajo sobre epidemiología publicado de
Fernando Simón, que, con sus cuatro hermanos, estudió en el colegio Montearagón
del Opus Dei en Zaragoza.
Simón fue quien
dijo que el contagio si llegaba a España sería de poca intensidad. Sigue al
frente del Centro de Alertas y Emergencias 50.000 muertos después y el
pensamiento único talibán trata de convertirle en un icono, un referente social
de buena gestión como muro de defensa de la desidia del gobierno. Ahora
anuncian que se acaba el Remdesivir, medicamento más eficaz, del que el
ministro Illa dijo que hay suficientes reservas. Otro ídolo creado con
propaganda para dificultar críticas al Gobierno.
Cuando en
febrero el responsable del servicio de Riesgos Laborales de la Policía
Nacional, José Antonio Nieto, planteó el uso de mascarillas por policías en
aeropuertos fue la subordinada inmediata de Simón quien se opuso, alegando que
era crear una alarma excesiva e innecesaria. Poco después Nieto, doctor con
casi 40 años de servicio y experto en riesgos laborales fue cesado en su
puesto. La Policía, como siempre, obediente a caprichos políticos, aunque dañe
la seguridad y la vida de la gente. Muchos galones para tan pocos cojones, que
dice un amigo.
Simón es una
piriñaca de los que está llena la historia de España y solo nos han traído
desgracias a la sociedad. La suma de Simón y los bolcheviques podemitas, a
lomos de la ambición sin escrúpulos de Pedro Sánchez no puede depararnos nada
bueno.